A Rodrigo lo abandonaron en un monte, al lado de una transitada avenida en Maunabo, lleno de nudos, lleno de escreta y orín, sus nudos en las patas ya comenzaban a cortar la circulación sanguínea provocando que, de no haber sido rescatado a tiempo, le hubieran tenido que amputar, deben haber pasado años para que llegara a ese estado. Pasó varias noches allí bajo lluvia y truenos hasta que llegamos a rescatarlo! Jamás podré explicarles lo que sentimos cuando lo vimos solito en aquel lugar...

 

Estuvo recluído en la clínica pues tenía los glóbulos blancos altos, producto de la terrible infección. Rodrigo tiene ansiedad de despego y ciertos rasgos de PTSD (post traumatic stress disorder). Casi no pudimos dormir durante la madrugada de la primera noche en la finca, cada sonido, así fuera leve lo hacía brincar, temblaba, no podía irme al baño, o a la cocina pues comenzaba a chillar, una vez me acercaba y lo cargaba se metía en mi cuello hiperventilando hasta que se tranquilizaba! Sus lapsos de sueños eran muy cortos, casi no descansaba pues si nos moviamos pensaba que lo dejariamos solo. Le compramos un octágono grande, bien bello para dentro de la casa y no podíamos ponerlo ni un segundo pues comenzaba a llorar sin parar, Jemar tenía que meterse con el para que comiera y bebiera agua...

 

Rodrigo sufrió tanto maltrato que presentaba lo que se le llama “fear agressive” y le tiraba a morder a todo el mundo incluyéndonos a nosotros. Su proceso de rehabilitación física y emocional ha sido cuesta arriba pero como siempre le decimos, con amor, TODO es posible.

 

Rodrigo, tu vida jamás volverá a ser la misma, no volverás a sufrir ni ser maltratado, solo conocerás el amor!

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