GALERÍA DE LA HISTORIA
HISTORIA DE VALENTINO
En febrero 2016, fin de semana de San Valentín, fui rescatado de la azotea de una casa en construcción en el pueblo de Rio Grande, Puerto Rico. Desde el techo de ese lugar me caí, me fracturé mi columna vertebral y la pelvis, y las personas que se suponía eran mis guardianes no me llevaron a recibir atención médica. Me volvieron a trepar en aquella azotea bajo sol, lluvia, frío y calor, sin alimentarme ni proveerme agua. Fui ignorado por muchos pues frente a ese lugar había una escuela donde me veían familias diariamente y a nadie le importó mi sufrimiento.
Un día una persona que pasó por el lugar, me vio y me tomó una foto para buscar ayuda. Contactó a una fundación y los acompañó al lugar junto a policías para intervenir con aquellas personas que me maltrataron y de esta forma lograr rescatarme. Recuerdo que cuando mis rescatistas llegaron a buscarme, las personas les decían que yo era agresivo y cuando las vi acercarse a mí, vi su nobleza, escuché sus voces amorosas que me hablaban, confié inmediatamente.
Estaba desnutrido, deshidratado, no podía caminar, me arrastraba, tenía dolor. Me llevaron inmediatamente a una clínica veterinaria y algunos doctores recomendaron ponerme a dormir. Fui diagnosticado con gusano del corazón, parásitos intestinales, desnutrición severa, hongo en mi piel, infección de oídos, estaba muy débil, no podía caminar adecuadamente por las fracturas viejas en mi columna y pelvis; pero ellas decidieron luchar.
Comencé una dieta especial para mi desnutrición, me aplicaban tratamientos medicados para mi piel y medicamentos para mis múltiples condiciones, también me llevaron a evaluar con dos especialistas para conocer si existían posibilidades de que volviera a caminar. En uno de los estudios realizados reflejó que no había mucho que hacer, incluso volvieron a recomendar ponerme a dormir. Sin embargo, yo era un perro activo, aun arrastrándome de mis patas traseras, intentaba poco a poco ganar fuerzas para levantarme, me ponía muy alegre cuando las veía llegar y no quería que me pusieran a dormir pues tenía muchas ganas de vivir…
Mis rescatistas me llevaron a recibir terapias quiroprácticas, de laser, ultrasonido y me llevaban a la playa a recibir terapias acuáticas. En menos de dos meses comencé a levantarme de mis patas traseras, luego logré caminar y comencé a correr junto a los otros rescatados en aquel lugar donde tanto amor me brindaban. Cuando pensábamos habíamos vencido toda adversidad, me encuentran una masa en mi costado y cadera y soy diagnosticado con cáncer. Pero a ellas nada las iba a detener. Junto al apoyo de miles de personas que seguían mi caso, recaudamos el dinero para mi tratamiento y fui operado removiendo por completo ambas masas.
Mi proceso no fue fácil pero hoy soy un perro completamente sano, sin cáncer y corro velozmente junto a mis otros amigos rescatados. Cuatro meses luego de mi rescate y de todo lo que luchamos juntos para que yo sobreviviera, mis rescatistas decidieron adoptarme. He sido tan afortunado y no me canso de agradecerle a Dios aquel día en que todas ellas llegaron a pelear por mí contra aquellas personas que me maltrataban. Soy feliz, me encanta “cazar lagartijos” aunque nunca he logrado cazar ninguno y amo ir a la playa.
Valentino, Rey de Corazones