Cierto es que un amor no remplaza otro, pero en ocasiones hay seres que llegan en momentos cruciales y nos sanan de muchas formas... 

 

Marzo 2019 fue un mes de mucho dolor por la partida de Luna, algunos de mis perros fueron pieza clave en mi proceso de aceptación, pero hubo algunos que sencillamente me ayudaron a sanar... 

 

Scott fue rescatado al borde de la muerte dos días antes de que Luna cruzara el arcoíris, estuvo luchando por sobrevivir recluido por 3 semanas y hasta tuvo que ser transfundido. La primera semana del mes de abril cuando se suponía celebráramos el cumpleaños de Luna y nos tocó hacer una actividad de recordación pues había muerto; llega Scott a la finca de alta... 

 

Llegó tan temeroso y desconfiado que teníamos que acercarnos con pedacitos de jamón. Lo puse en la terracita de mi cuarto para tenerlo cerca y diariamente iba a verlo y sentarme a su lado. Poco a poco fue confiando, le gustaba escuchar a Jemar tocar flauta, comenzó a hacer amigos y notábamos que su comportamiento, confianza y actitudes comenzaron a florecer como si fuera un puppy. 

 

Yo siempre he tenido un asunto especial por los viejos, si triste es ver un perro en las calles, más terrible es verlos en su vejez pasando tanta soledad y sufrimiento... 

 

El pasado 13 de junio del 2019 cumplí mis 33 primaveras y quise pasar mi día libre en la playa con Brownie, Demi y Scott, fue su primera vez visitando el mar... amo ver la emoción con la que me recibe todos los días, amo verlo disfrutar de cosas sencillas que estoy segura nunca pudo tener y disfrutar en su pasado... 

 

En fin; hay viejo que se queda con Mamá Mallyollii y que ahora se llama Scott Andino